La moringa ha demostrado ser una planta resistente a las altas temperaturas y la humedad de la zona norte de Argentina. Las principales plantaciones se concentran en las provincias de Salta y Misiones, donde su cultivo se ha convertido en una alternativa viable para los agricultores locales. Sin embargo, un grupo de investigadores del INTA Yuto, en Jujuy, está llevando a cabo un estudio para promover el cultivo de esta planta y aprovecharla como una opción para diversificar la agricultura en la región.
Un Estudio Prometedor
El objetivo del estudio es asegurar una producción que permita la comercialización de la hoja seca de la moringa, la cual contiene múltiples beneficios para la salud. Después de un tiempo de experimentación concentrado en plantaciones de la zona de Orán, los especialistas han podido constatar que la variabilidad de las lluvias y el aumento de las temperaturas en la segunda mitad del año son propicias para el crecimiento y desarrollo de esta planta.
Beneficios del Cultivo de Moringa
A partir de estos hallazgos, los productores han optimizado el manejo de sus cultivos, lo que les ha permitido agregar valor a sus sembradíos y aumentar sus ingresos. Antonio Sangari, técnico de la Agencia de Extensión Rural de Orán, del INTA Yuto, comentó: “El árbol de moringa puede alcanzar más de 5 metros de altura y es muy resistente a las sequías. Esto lo convierte en una opción viable para nuestra región, donde las precipitaciones son variables”.
Periodo de cosecha y estabilidad económica
El cultivo de moringa entra en un periodo de dormancia durante los meses de junio y julio debido a las bajas temperaturas, pero reinicia su crecimiento con el aumento de la temperatura a partir de agosto. Sangari aseguró que “los productores han adoptado rápidamente esta alternativa, ya que ofrece un período de cosecha más amplio que otros cultivos tradicionales”. La cosecha de hojas comienza en octubre y se extiende hasta junio del año siguiente, lo que permite a los productores tener ingresos más estables.
Desafíos del Cultivo
A pesar de las ventajas, el técnico remarcó que es necesario realizar ciertas labores en la tierra para que el exceso de humedad no dañe las raíces de la planta. “El clima en el norte salteño, con temperaturas que oscilan entre 0 y 45 grados centígrados, puede ser desafiante, pero la moringa se adapta bien. Sin embargo, la preparación del terreno y el riego adecuado son cruciales. El productor debe asegurarse de que el suelo sea franco y bien drenado para evitar la pudrición de raíces”, explicó Sangari.
Recomendaciones agronómicas
Con recomendaciones agronómicas claras, desde el INTA se han ajustado nuevos mecanismos de comercialización para los productores de moringa. Esta organización ha permitido que los agricultores no solo vendan hojas, sino que también se animen a elaborar otros productos, como el té de moringa. “Establecimos un acercamiento entre productores y compradores para fijar precios justos. Además, facilitamos la logística necesaria para que los productores pudieran inscribirse como monotributistas y poder facturar”, indicó el especialista.
Conclusiones
El cultivo de moringa se presenta como una alternativa viable para diversificar la agricultura en el norte argentino. Con el apoyo del INTA y la adopción de buenas prácticas agrícolas, los productores pueden beneficiarse de un cultivo que no solo es resistente a las condiciones climáticas adversas, sino que también ofrece un periodo de cosecha más amplio y la posibilidad de generar ingresos estables. La moringa, con sus múltiples beneficios para la salud, se posiciona como una opción prometedora para el futuro agrícola de la región.
Descubre más desde Jujuy Gráfico
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Debe estar conectado para enviar un comentario.