El reciente 37º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias dejó en evidencia una de sus caras más oscuras: vandalismo y destrucción de los espacios públicos. Aunque este evento tiene como objetivo la visibilización de las luchas feministas y disidentes, el saldo final en San Salvador de Jujuy fue de daños irreparables, desperdicios y un ambiente de caos que afectó tanto a los habitantes locales como a los símbolos históricos de la ciudad.
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Destrucción de Plaza Belgrano: una plaza histórica devastada
Uno de los incidentes más lamentables fue la destrucción en la emblemática Plaza Belgrano, un lugar central en la vida de San Salvador. El intendente Raúl “Chuli” Jorge expresó su profunda preocupación por los actos de vandalismo que arruinaron la histórica iluminación ornamental del espacio. “Uno de los faroles de hierro fundido fue seriamente dañado cuando varias personas se colgaron de él, provocando la rotura de uno de los artefactos y comprometiendo todo el sistema de iluminación de la plaza”, señaló Jorge con indignación.
La gravedad del daño no se limita solo a la pérdida de un farol; el impacto en el equilibrio visual y arquitectónico de la plaza es considerable. “Es muy difícil conseguir cómo repararlo”, añadió el intendente, haciendo un llamado a la ciudadanía para que devuelvan el artefacto si alguien lo tuviera en su poder, con la esperanza de poder restaurar este elemento de valor histórico.
Este incidente no es solo un problema estético, sino también de seguridad. Jorge advirtió sobre el peligro que representa manipular de forma inapropiada los elementos de la plaza, señalando que un accidente grave pudo haber ocurrido. Este episodio demuestra la falta de respeto hacia el patrimonio urbano de la ciudad por parte de algunos participantes del evento.
Un operativo de limpieza forzado por la mugre
Tras los disturbios y el desorden ocasionado, la municipalidad de San Salvador de Jujuy debió poner en marcha un extenso operativo de limpieza. Según el intendente, el municipio actuó con rapidez para limpiar los residuos dejados por los miles de asistentes al Encuentro. “El municipio inmediatamente procedió a hacer un gran trabajo para la limpieza de la ciudad”, afirmó Jorge. A pesar de los esfuerzos, la mugre acumulada fue descomunal, lo que evidenció una clara falta de responsabilidad de quienes participaron en el evento.
Las tareas de limpieza no solo implicaron recoger basura, sino también el restablecimiento del orden en lugares como el parque Xibi Xibi y la Plaza Belgrano, lugares icónicos que fueron tomados por los manifestantes. Si bien la respuesta municipal fue ágil, el desperdicio generado por los asistentes reveló la cara más desorganizada y despreocupada de un encuentro que supuestamente busca visibilizar causas justas.
La colaboración de los Centros de Participación Vecinal, otros organismos municipales y entidades provinciales fue crucial para devolver la ciudad a condiciones mínimamente aceptables. El esfuerzo conjunto de estos sectores, junto con el sacrificio de los trabajadores de limpieza, logró paliar, en parte, el daño ocasionado por los asistentes al evento. Sin embargo, queda la interrogante sobre el verdadero impacto de un evento que genera más desperdicio que conciencia.
Monumentos históricos, blanco del vandalismo
Uno de los aspectos más alarmantes del 37º Encuentro de Mujeres y Disidencias fue la ola de vandalismo que afectó a monumentos históricos y edificios emblemáticos de la ciudad. Entre ellos, la Catedral de San Salvador de Jujuy, una iglesia católica de gran valor patrimonial, fue víctima de pintadas en su fachada. Este ataque contra un edificio de semejante importancia cultural y católico que generó un profundo rechazo en la comunidad aférrima en la religión.
El intendente Raúl Jorge subrayó que ya se está trabajando en conjunto con la provincia para reparar los daños en la Recova y en el sector de calle Belgrano, con el objetivo de restituir el estado del patrimonio tal como lo desean la mayoría de los vecinos. No obstante, este tipo de hechos demuestra la incapacidad de algunos sectores de respetar los espacios públicos y religiosos, priorizando la violencia sobre el diálogo y la protesta pacífica.
Además de la catedral, otros edificios como el Cabildo Histórico y el Colegio Nacional Nº 1 fueron objeto de pegatinas y grafitis que deterioraron aún más la imagen de la ciudad tras el encuentro. Estas acciones no solo afectan la estética de los lugares, sino que generan costos adicionales a las arcas municipales y provinciales, que deben destinar recursos a la reparación y limpieza.
La Justicia actúa, pero ¿es suficiente?
El Fuero Contravencional de Jujuy está llevando adelante investigaciones sobre los actos de vandalismo cometidos durante el encuentro. Se busca identificar a los responsables de los daños en los edificios públicos y propiedades privadas, y establecer las penalidades correspondientes. Entre los hechos investigados se encuentran las pintadas en la Catedral, el Cabildo Histórico y el Colegio Nacional Nº 1, entre otros.
A pesar del esfuerzo de la Justicia, el daño ya está hecho. Los procedimientos judiciales y contravencionales no podrán borrar las huellas del vandalismo ni devolver el tiempo perdido en la reparación de monumentos y edificios. Además, se labraron actas por venta no autorizada y comercialización ilegal de alcohol durante el evento, lo que suma una nueva arista de ilegalidad a un encuentro que, en teoría, aboga por derechos y justicia.
La doble cara de un encuentro que no deja beneficios
Es difícil ignorar la ironía de un evento que se presenta como defensor de los derechos de las mujeres y disidencias, pero que deja tras de sí un rastro de destrucción, basura y actos ilegales. El 37º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias debería haber sido una ocasión para debatir y avanzar en derechos, pero lo que queda en la memoria de muchos jujeños es la mugre y los daños irreparables a su ciudad.
El esfuerzo de la municipalidad, los organismos provinciales y los vecinos fue heroico, pero ¿hasta cuándo seguirán soportando los ciudadanos estos costos cada vez que se celebra un evento de este tipo? San Salvador de Jujuy, una ciudad rica en historia y cultura, merece más respeto y un trato acorde a su importancia patrimonial.
Al final, los costos económicos, sociales y culturales que deja este encuentro parecen ser mucho más altos que los supuestos beneficios. La imagen que proyecta un evento que destruye lo que toca y genera desperdicio en lugar de construir conciencia es, sin duda, negativa. ¿Es este el camino correcto para avanzar en las luchas sociales? Lo cierto es que la mugre, el vandalismo y la ilegalidad no parecen ser el mejor estandarte para ningún movimiento.
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