Los errores históricos del Museo del Cabildo de Jujuy: Un análisis del historiador Diego Citterio

El historiador Diego Citterio critica la cartelería del Museo del Cabildo de Jujuy por errores históricos y falta de rigor académico.

El Museo del Cabildo de Jujuy ha sido objeto de críticas por parte del historiador Diego Citterio, quien ha señalado diversas incongruencias en la cartelería del museo.

Citterio, investigador del CONICET, ha argumentado que la narrativa presentada en el museo parece estar diseñada para satisfacer a ciertos sectores de la élite jujeña, en lugar de ofrecer una representación precisa de la historia local.

A continuación, se detallan las principales críticas y observaciones realizadas por el historiador publicada en Jujuy Dice.

Me quieren banear para que no siga mostrando los errores en el Museo del cabildo @silviaalejandra pero van conseguir que siga posteando.
Vamos con otro hilo.
Como siempre ponemos entre comillas lo que esta mal o inexacto y explicamos. pic.twitter.com/zzod1aAhhr

— Diego Citterio (@diegocitterio) September 8, 2024

Incongruencias en la Cartelería

Una de las primeras observaciones de Citterio se refiere a la reseña titulada “Guardianes del Altiplano”, donde se menciona que “en esta tierra de contrastes … comunidades familiares que construían con piedra y barro fortificaciones que hacían frente al frío”. Citterio aclara que “en la Puna hay muy pocos pukaras o sea nada de fortificaciones y también es excepcional la construcción con adobe”. Esta afirmación pone de relieve la falta de precisión en la información proporcionada al público.

Errores sobre la actividad de subsistencia

Citterio también cuestiona la descripción de las comunidades que habitaron la Puna. En el texto se menciona que “casabindos, cochinocas, chichas, atacamas y omaguacas, adaptaron sus vidas cultivando en terrazas y perfeccionando sistemas de riego”. Sin embargo, el historiador señala que “la mayor parte de los grupos de la Puna eran pastores; la agricultura solo era posible en determinadas zonas por las condiciones ecológicas”. Esta distorsión de la realidad histórica puede llevar a malentendidos sobre la vida y las costumbres de las comunidades indígenas.

Cuestionamientos sobre el comercio

Otro punto de crítica se centra en la afirmación de que “la Puna era un hervidero de culturas y comercio”. Citterio aclara que en el ámbito de la arqueología, no se utiliza el término comercio, sino que se habla de intercambio. Esta distinción es fundamental para entender las dinámicas sociales y económicas de las comunidades indígenas.

Inexactitudes en la fauna local

El historiador también señala un error en la mención de la “cría de llamas y alpacas”. Citterio aclara que “no había alpacas en la zona de la Puna seca; las alpacas son de bofedales”. Este tipo de inexactitudes no solo afecta la credibilidad del museo, sino que también desinforma a los visitantes sobre la fauna y la cultura de la región.

Cronología Errónea de los Hechos Históricos

Las críticas de Citterio no se limitan a la actividad de subsistencia y la fauna local; también se extienden a la cronología de los eventos históricos. En un párrafo de la cartelería se menciona que “en la segunda mitad del siglo XVII, la Puna enfrentó una dura prueba. Enfermedades, condiciones de trabajo inhumanos y maltrato diezmaron su gente”.

Sin embargo, Citterio indica que la conquista final de la Puna se produjo en 1589 y que “en 1602 se crearon los pueblos de indios de la encomienda de Casabindo y Cochinoca”. Esto significa que, para la segunda mitad del siglo XVII, la población de la Puna llevaba casi siete décadas de dominio colonial.

La Batalla de Quera

Citterio también cuestiona la interpretación de la Batalla de Quera. Mientras que la versión del museo sugiere que esta batalla marcó “el fin de una era” en alusión a la resistencia indígena, el historiador señala que esta batalla ocurrió en 1875 y que el trasfondo era un conflicto por la tierra comunal, con antecedentes coloniales y republicanos que continúan en el siglo XX con el malón de la paz. Esta falta de contexto histórico puede llevar a una comprensión errónea de la resistencia indígena y sus implicaciones.

Críticas a la Capacitación de los Guías del Museo

Las críticas de Citterio no se limitan a la cartelería; también se extienden a la capacitación de los guías del museo. El historiador relata una experiencia personal en la que, al preguntar a un guía sobre qué era un pucará, recibió una respuesta incorrecta: “es una construcción quechua del 1200”. Este tipo de errores refleja una falta de formación adecuada en el personal del museo, lo que puede afectar la calidad de la información que se ofrece a los visitantes.

Falta de Criterio en la Selección de Contenidos

Citterio también critica la falta de criterio en los hechos que se resaltan en la cartelería. En el panel de Coctaca, en lugar de destacar los aspectos más interesantes del sitio, se enfatizan detalles que son considerados irrelevantes. “Eso porque no hablaron con arqueólogos, con gente que sabe del tema”, señala Citterio, lo que sugiere una desconexión entre el museo y la comunidad académica.

Inversión económica y resultados insatisfactorios

El historiador cuestiona la inversión de recursos en la creación de la cartelería y el montaje del museo. “Semejante inversión de dinero contratar a una empresa privada como contrató el ministro Posadas para llevar adelante el montaje de todo esto, por lo menos que hubiera sido más preciso”, argumenta Citterio. Esta crítica pone de relieve la importancia de utilizar los recursos de manera efectiva y de asegurar que la información presentada sea precisa y relevante.

Reconocimiento de aspectos positivos

A pesar de sus críticas, Citterio reconoce que “lo único que está medianamente bien es la sala sobre la historia del Cabildo porque utilizaron el informe de tres colegas que hicieron de la UNJu”. Sin embargo, también señala que, a pesar de este esfuerzo, “escribieron 116 y ellos terminan poniendo los que les da la gana”. Esta falta de rigor en la presentación de la información histórica es motivo de preocupación para el historiador.

Conclusiones y recomendaciones

Citterio concluye que la narrativa construida en el museo parece estar diseñada para dejar contentos a ciertos sectores de la élite cultural jujeña, en lugar de ofrecer una representación precisa y rigurosa de la historia local. “Tienen ganas de construir una narrativa que deje contentos a ciertos sectores de la élite cultural jujeña que hacer algo serio”, afirma.

Llamado a la colaboración

El historiador enfatiza la necesidad de una colaboración más estrecha entre el museo y los académicos para corregir los errores y mejorar la calidad de la información presentada. “Ningún funcionario o funcionaria se contactó conmigo para intentar remediar estos errores”, lamenta Citterio, lo que sugiere una falta de interés por parte de las autoridades en abordar las críticas constructivas.

Reflexiones finales

La crítica de Diego Citterio a la cartelería del Museo del Cabildo de Jujuy pone de manifiesto la importancia de la precisión histórica en la presentación de la cultura y la historia local. La falta de rigor en la información puede llevar a malentendidos y perpetuar mitos sobre las comunidades indígenas y su historia.

Es fundamental que las instituciones culturales se comprometan a ofrecer una representación fiel y precisa de la historia, trabajando en colaboración con expertos y académicos para garantizar que la información presentada sea de la más alta calidad.

La inversión en la cultura y la educación debe ir acompañada de un compromiso con la verdad y la precisión, para que los visitantes puedan comprender y apreciar plenamente la rica herencia cultural de Jujuy.