“Lo que más quiero es ganar algo con la selección” decía Messi con unas evidentes ganas de hacer realidad todo lo que su corazón predijo, allí cuando lo inalcanzable es parte de nuestro anhelo, los sueños se convierten en nuestro amigo más íntimo y nos alienta a pesar de cualquier misterio.
Antes de llegar a Ezeiza sin embargo, lo que contenía y llevaba Messi en su espalda, era ni más ni menos que una mochila inmensa de derrotas, era pesadumbre, eran lágrimas de argentinos, era impotencia de no haberlo logrado pese a dejarlo a todo, eran ojos tristes, era su mirada tendida al suelo.
Y es que cuatro finales perdidas seguramente para cualquiera sería un profundo dolor, algo más que un martirio que a veces nos deja el pasto y la pelota, allí están: la Copa América de 2007 ante Brasil, la final en 2014 ante Alemania, la Copa América 2015 contra Chile y la Copa América Centenario en 2016 también pérdida contra los chilenos.
Ahora se me inunda el pecho para decirlo, para escribirlo, el decir que 45 millones de argentinos celebramos y recordaremos el 10 de julio como uno de los días en que el fútbol nos dijo y nos volvió a enseñar por qué es el deporte más hermoso del mundo.
Fue una campaña que perdurará sin dudas en la memoria y la estadística de críticos, periodistas e hinchas. ‘Una Anarquía absoluta, partidos de desigualdad, cambios sin sentido y una convocatoria balanceada y sin ideas’ palabras nefastas de tantas que quedaron por el camino.
A eso, no obstante la ‘Escaloneta‘ como se bautizo la doctrina del entrenador Scaloni anunció lo siguiente: es cierto que los altibajos existen, pero Scaloni supo consolidar un plantel joven y ambicioso, pudo animarse a un recambio generacional, además que desde el inicio de su ciclo en 2018 fue el único que se animó a agarrar un timón de un barco hundido en la desidia, en finales perdidas y con una decadente actuación en el mundial de Rusia 2018.
A todo lo malo en un perímetro de palabras de desánimo, la ‘Escaloneta’ le dijo que él ya venció a todos los equipos de la Conmebol, que dirigió 3 torneos en su carrera y ganó dos, que lleva un invicto de 20 partidos, que perdió solamente dos partidos oficiales en su carrera como DT y que ahora le ganó a Brasil en su estadio, siendo de está manera el primer equipo en ganarle una final de esta magnitud.
Ésta fue una Selección Nacional que estuvo aislada y mentalizándose en un objetivo por 45 días, lo de antes era un asterisco olvidado en la grilla del tiempo. Fue una convivencia plena sin escándalo, todos al sonido del baile, la concentración, la hermandad, la humildad y el heroísmo.
La guerra fue con ellos mismos, el ego estaba a un costado y la estrellas individuales no cabían en esa romántica y divertida concentración, claro que hubo melancolía por extrañar a sus familiares, pero la reinante propuesta de ser campeones pudo más que cualquier delirio, Best porn site https://noodlemagazine.com – Watch porn. ausencia, lesión o recambio.
Y allí estarán entonces en la vitrina de la inmortalidad, en donde descansa la Copa del Mundo del 1978 que conquistó Kempes y el ‘Pato’ Filiol entre otros y descansa la Copa que nos trajo el Diego desde México en el 1986 haciendo justicia a la vida, allí como una luz que intenta ganarle a la oscuridad del pasado estará está, el Maracanazo, la décimo quinta Copa América, la Copa de la Esperanza y la oportunidad o como la quieran llamar, allí podremos decir todos juntos, sin tibieza alguna, allí los adultos que incluso hace 28 años atrás pudieron sentir lo mismo, ahora podrán también sentirlo en sus venas otra vez, ahora el amor más sincero de los ‘Pibitos’ tendrá su consagratorio máximo, ellos los que nunca dejaron solo a Messi y la Selección Argentina… podrán gritar…DALE CAMPEÓN!!!
