El divorcio o separción a los 40 años es un problema si tiene hijos adolescentes o mayores que no quieren tener una relación con sus padres, generalmente en el contexto de un mal divorcio. Se dificulta más cuando el sentimiento de miedo cuando se dice: “si me voy, no tengo adónde ir”. Algunos concejos se considerarán a continuación de algunas situaciones de una separación
Cómo tratarlo con los hijos adultos
Puede ser muy doloroso separarse de su hijo o hija adulto. Las relaciones se pueden reparar, pero se necesita tiempo y paciencia. Como su padre o madre, no se sabe qué hacer cuando un hijo adulto no te quiere.
En primer lugar, debe comprender que el primer paso para reparar la relación depende de usted porque debe comenzar a comunicarse, independientemente de si siente que hizo algo mal para causar la ruptura. Respeta los límites que tus hijos adultos establecieron para tu relación y no los cruces mientras estableces los tuyos. Aprenda a aceptar a su hijo adulto tal como es y reconozca su independencia y capacidad para tomar sus propias decisiones.
Lo que no se cuenta de una separación a los cuarenta y pico
Cuando un matrimonio no va más hay que tener en cuenta que separarse a los 40 lo que nadie te cuenta. Cuando la crisis de la mediana edad coincide con una ruptura o un divorcio, cada caso será diferente, pero a veces las crisis personales, emocionales e incluso existenciales a mediados de los 40 hacen que muchas personas se replanteen muchos aspectos de su vida, incluido el matrimonio.
La mayoría de los divorcios y separaciones ocurren entre los 40 y 49 años, edad que pasa por una fase de madurez, como la adolescencia a la edad adulta, a los 40 algunas personas ya no se sienten jóvenes, pasan a una vida completamente diferente a la que tenían y a la que podrían querer.
Actualmente, el divorcio a los 40 años suele ser un desafío financiero importante, ya que muchas familias que se divorcian a los 40 años pueden satisfacer sus necesidades familiares y personales por separado debido a los ingresos inestables y el alto costo de vida de muchas familias.
Las necesidades de los hijos, necesidades propias, alimentación, transporte y mudanza, gastos de envío, llamadas telefónicas, préstamos personales, imprevistos… la lista puede ser larga. La elección más importante que suele existir cuando se divorcia a los 40 años suele ser la dificultad de pagar una vida separada e independiente y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal para poder cuidar a los niños que todavía dependen de ambos padres.
¿Qué hacer si no se tiene dónde ir a los 40 años ?
La frase “si me separo no tengo donde ir” muy inquietante porque por un lado muestra el deseo de divorciarse, pero parece imposible porque no hay a donde ir.
El mayor problema es cómo desarrollar proyectos de vivienda independientes después de un divorcio, porque en el corto plazo cualquier proceso de separación generalmente significa el empobrecimiento de ambas partes, ya que aquellos con igualdad de oportunidades económicas tendrán que satisfacer necesidades repetidas, cada uno. Todas las situaciones son diferentes, pero el principal gasto a pagar es la vivienda.
En las relaciones sentimentales en general, matrimoniales y familiares, ambos cónyuges deben lograr la independencia económica sin que ello afecte la existencia de proyectos comunes. En este sentido, se debe tener en cuenta el acuerdo que sienta las bases y el desarrollo de la relación, su duración, el apego a la familia, la edad…etc.
Para cerrar, sea cual sea la situación que lleva a una separación o divorcio, consultar a un profesional o a alguien que pueda guiarlo en estas situaciones. Siempre hay una solución, pero es mejor ser amable con el cónyuge y los hijos, si los hubiera, porque en un pleito, la solución siempre es peor y puede terminar en un drama familiar innecesario.
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