Un cóndor andino macho adulto fue rescatado al borde de la muerte cerca de la Laguna Esmeralda en Volcán, Jujuy, el 27 de noviembre de 2025. El ave, que presentaba un cuadro crítico de intoxicación por cebo tóxico, protagonizó una historia de recuperación que involucró a instituciones de toda Argentina. Tras un tratamiento intensivo en Buenos Aires, el ejemplar bautizado Kuntur Kuteq (que en quechua significa «El retorno del Cóndor») fue liberado el 20 de diciembre en la Cuesta de Lipán, demostrando que la conservación es posible cuando se activa una red de colaboración efectiva.
Alerta en la Cordillera: El hallazgo que activó el rescate
La tarde del 27 de noviembre, la Seccional N° 12 de la Policía de Jujuy en Volcán recibió el aviso de vecinos sobre un cóndor que yacía inmóvil en las inmediaciones de la Laguna Esmeralda, en el departamento de Tumbaya. Los oficiales fueron los primeros en llegar al lugar, conteniendo al animal hasta que arribaron los especialistas.
La ex ministra de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy, María Inés Zigarán, explicó la rapidez de la respuesta: «Ni bien tomamos conocimiento del hecho, los equipos de la Dirección de Biodiversidad y Áreas Protegidas acudieron de inmediato al rescate, luego de que personal policial de Volcán informara del hecho y contuviera al animal hasta tanto llegaran los profesionales especializados», informó el gobierno provincial.
El cóndor andino presentaba un estado alarmante: debilidad generalizada, dificultad para mantenerse erguido, mucosas pálidas y signos compatibles con hemorragias internas y externas, además de una evidente deshidratación. El ejemplar fue trasladado de urgencia al Centro de Atención de la Fauna Autóctona de Jujuy (CAFAJu) para su evaluación inmediata.
Diagnóstico crítico: La amenaza silenciosa de los cebos tóxicos
Los estudios clínicos confirmaron lo que los especialistas temían: un cuadro de intoxicación por cebo tóxico, una de las amenazas más devastadoras para la fauna silvestre en la región andina. Esta práctica ilegal, utilizada para eliminar predadores, se ha convertido en una trampa mortal para el cóndor, cuyo rol como ave carroñera lo expone directamente al veneno al alimentarse de cadáveres contaminados.
El envenenamiento no solo afecta al individuo, sino que compromete todo el ecosistema. Como explicó la ministra Zigarán, el cóndor andino cumple «roles ecosistémicos fundamentales» al actuar como saneador natural del ambiente, eliminando animales muertos y previniendo la propagación de enfermedades que podrían afectar tanto a la fauna como al ganado.
La situación del ejemplar era crítica durante las primeras horas. El equipo veterinario del CAFAJu implementó un tratamiento intensivo con monitoreo permanente. Afortunadamente, en las primeras 48 horas, el cóndor mostró una evolución alentadora, recuperando la estabilidad y la capacidad de sostenerse, aunque su estado aún requería cuidados especializados de mayor complejidad.
Operativo nacional: 1.500 kilómetros para salvar una vida
La gravedad del caso llevó a las autoridades jujeñas a activar una red de colaboración sin precedentes. El Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy contactó inmediatamente a las instituciones más especializadas del país en conservación de cóndores: la Fundación Bioandina, la Fundación Temaikén y el Ecoparque de Buenos Aires, todas integradas en el Programa de Conservación Cóndor Andino (PCCA).
El 2 de diciembre de 2025, el cóndor fue trasladado desde Jujuy hasta Buenos Aires, recorriendo más de 1.500 kilómetros en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, empresa que colabora activamente con el programa federal de conservación. Este traslado logístico fue crucial para garantizar la supervivencia del ave.
En el Centro de Recuperación de Especies de la Fundación Temaikén, el ejemplar ingresó clínicamente estable y sin signos de enfermedades infectocontagiosas. Allí inició una fase crítica de rehabilitación que incluyó monitoreo clínico especializado, análisis toxicológicos completos y tratamiento veterinario de última generación.
Un aspecto fundamental del proceso fue el estricto protocolo de aislamiento humano implementado para evitar que el cóndor desarrollara impronta (vínculo con humanos), lo cual habría comprometido su capacidad de sobrevivir en libertad. Este protocolo es esencial en la recuperación de fauna silvestre destinada a ser reintroducida en su hábitat natural.
Kuntur Kuteq: El nombre que simboliza la esperanza
Durante su rehabilitación en Buenos Aires, el ejemplar recibió un nombre cargado de simbolismo: Kuntur Kuteq, expresión quechua que significa «El retorno del Cóndor». Este nombre no solo hace referencia al regreso físico del ave a las montañas, sino también al retorno de la esperanza para una especie en peligro.
El cóndor andino (Vultur gryphus) es considerado un Monumento Natural Provincial en Jujuy desde la promulgación de la Ley Nº 6318, que prohíbe estrictamente su captura, daño, envenenamiento o muerte, estableciendo severas sanciones penales para los infractores. Esta protección legal refleja tanto su valor ecológico como su profundo significado cultural para las comunidades andinas.
Como señaló el gobierno de Jujuy en sus comunicados oficiales, el cóndor representa un «símbolo ancestral de los Andes» y un «guardián de nuestros cielos», elementos que trascienden lo biológico para formar parte de la identidad regional. «Cuidar al cóndor es cuidar nuestra identidad, nuestro ambiente y nuestro futuro», enfatizaron las autoridades provinciales.
El vuelo de la libertad: Regreso a la cuesta de Lipán
Tras semanas de tratamiento intensivo y rehabilitación especializada, Kuntur Kuteq completó su recuperación. Los análisis finales confirmaron que el ejemplar había superado completamente la intoxicación y estaba en condiciones óptimas para retornar a su hábitat natural.
El 20 de diciembre de 2025, en un evento cargado de emoción y significado, Kuntur Kuteq fue liberado en la Cuesta de Lipán, uno de los paisajes más emblemáticos de la cordillera jujeña. La imagen del cóndor desplegando sus enormes alas y remontando vuelo sobre las cumbres andinas simbolizó el éxito de un esfuerzo colectivo que involucró a la Policía de Jujuy, el Ministerio de Ambiente, el CAFAJu, la Fundación Bioandina, la Fundación Temaikén, el Ecoparque de Buenos Aires y Aerolíneas Argentinas.
El Ministerio de Ambiente de Jujuy compartió una reflexión que resume el espíritu de esta historia: «Que el vuelo de Kuntur Kuteq nos recuerde que cada acción cuenta, y cada esfuerzo en favor del cuidado, la conservación y el aprovechamiento sostenible del ambiente es valioso».
Las amenazas persisten: Un llamado a la acción
Si bien la historia de Kuntur Kuteq tiene un final feliz, las amenazas que enfrenta la especie continúan siendo alarmantes. El envenenamiento por cebos tóxicos sigue siendo una de las principales causas de mortalidad de cóndores en Argentina, junto con la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la reducción de sus fuentes de alimento natural.
En varias provincias del norte y centro del país, el cóndor andino está categorizado como especie en peligro de extinción. Su baja tasa de reproducción (una cría cada dos años aproximadamente) y su madurez sexual tardía (entre 6 y 8 años) hacen que cada ejemplar perdido represente un golpe significativo para la población total.
Las autoridades ambientales de Jujuy realizaron un llamado urgente a la ciudadanía para denunciar cualquier caso de maltrato, caza ilegal o envenenamiento de fauna silvestre ante la policía o las dependencias del Ministerio de Ambiente. Asimismo, insistieron en la importancia de no utilizar cebos tóxicos y buscar alternativas legales y sostenibles para el manejo de predadores.
La educación ambiental y la concientización sobre el valor de la biodiversidad son herramientas fundamentales para prevenir nuevos casos de intoxicación. Como destacó la ministra Zigarán, proteger al cóndor no es solo una obligación legal, sino un compromiso con el patrimonio natural y cultural de la región.
Un modelo de conservación para replicar
El caso de Kuntur Kuteq establece un precedente valioso sobre cómo debe funcionar un sistema de conservación efectivo. La rapidez en la respuesta inicial, la coordinación interinstitucional, el apoyo logístico del sector privado y la aplicación de protocolos científicos rigurosos fueron los pilares del éxito.
El Programa de Conservación Cóndor Andino, que articula esfuerzos públicos y privados a nivel nacional, demostró ser una herramienta fundamental. Esta red permite que provincias con recursos limitados accedan a tecnología y conocimiento especializado, maximizando las posibilidades de recuperación de ejemplares en situación crítica.
«La liberación de Kuntur Kuteq es la prueba tangible de que la conservación de la biodiversidad es posible cuando el Estado, las instituciones especializadas y la comunidad trabajan juntas», destacó el gobierno jujeño en su comunicado oficial.
Más allá del rescate: El mensaje de Kuntur Kuteq
La historia de Kuntur Kuteq trasciende el rescate de un solo ejemplar. Es un recordatorio de la fragilidad de nuestros ecosistemas y de la responsabilidad que todos compartimos en su protección. Cada cóndor que muere por envenenamiento representa no solo la pérdida de un individuo de una especie amenazada, sino también la de un servicio ecológico esencial que mantiene el equilibrio natural.
El retorno de Kuntur Kuteq a los cielos de Jujuy es también una lección sobre el poder de la colaboración. Desde el vecino que dio el aviso inicial, pasando por los policías que contuvieron al animal, los veterinarios que lo estabilizaron, las fundaciones que lo rehabilitaron y la aerolínea que facilitó su traslado, cada eslabón de esta cadena fue esencial.
Como reflexión final, el Ministerio de Ambiente de Jujuy dejó un mensaje que interpela a toda la sociedad: «Cuidar al cóndor es cuidar nuestra identidad, nuestro ambiente y nuestro futuro». La pregunta que surge es inevitable: ¿qué acciones concretas podemos tomar cada uno de nosotros para proteger la biodiversidad que nos rodea?
El vuelo de Kuntur Kuteq sobre la Cuesta de Lipán no es solo el final feliz de una historia de rescate. Es un llamado a la acción, un símbolo de esperanza y un recordatorio de que, cuando trabajamos unidos, podemos revertir incluso las situaciones más críticas. El guardián de los Andes ha vuelto a su reino, y su historia nos enseña que cada esfuerzo en favor de la conservación cuenta.
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