El Movimiento de Desarrollo Territorial (MDT) se presentó oficialmente el 18 de diciembre de 2025 en San Salvador de Jujuy como una nueva fuerza política provincial que busca transformar radicalmente la forma de hacer política y gestión pública en la provincia. Más de 50 personas, entre referentes políticos, emprendedores y representantes de organizaciones sociales, se congregaron en el Salón Belgrano para el lanzamiento de este partido que nace desde las bases comunitarias tras una década de trabajo en economía popular y desarrollo territorial.
Liderado por el Ing. Rubén Daza, junto a Rubén Ceballos, Claudia Acosta y Brenda Narbay, el MDT no es un partido político convencional. Su propuesta central se fundamenta en el concepto del «Buen Vivir«, una filosofía de desarrollo integral que articula el crecimiento económico con la mejora de la vida cotidiana, la construcción de tramas socioproductivas y el cuidado del ambiente. Los asistentes al acto provenían de diversas localidades de la provincia, incluyendo San Salvador de Jujuy, Palpalá, Palma Sola, San Pedro, Perico y El Carmen, lo que evidencia el alcance territorial del movimiento.
Una década de trabajo en terreno
Lo que distingue al MDT de otras propuestas políticas es su origen. No surge de un comité de expertos ni de la ambición de poder, sino del reconocimiento de un límite tras diez años de labor práctica en comunidades, cooperativas y emprendimientos. Durante esta década, el movimiento ha impulsado proyectos concretos que hoy constituyen la base empírica de su programa político.
En el sector de la agroecología, han trabajado con productores en localidades como Yuto, Agua Caliente y Huacalera, implementando producción sin químicos con demostración técnico-científica de la superioridad del producto final. Siete instituciones, entre ellas Madre Tierra y Nueva Esperanza, participan de estos proyectos. En ganadería, trabajaron con 400 productores en proyectos de mejora de procesos hídricos y manejo de ganado, logrando que algunos pasaran de producir 3 a 21 terneros al año.
El turismo rural es otro eje de acción. El Fuerte recibió un premio nacional y hoy cuenta con más de 40 camas, mientras que Cusi Cusi organiza ferias con empresarios de Bolivia y Chile a través del proyecto «Ganoma Yimará». En microcrédito, conformaron una asociación civil que agrupa a 20 instituciones, implementando software para mejorar la capacidad técnica y la transparencia, logrando un 100% de devolución de créditos gracias al sistema de confianza generado.
Además, han formado facilitadores educativos, asesores de crédito y líderes de grupos asociativos, creando una base de capital humano en los territorios. Esta trayectoria, según sus referentes, les permite afirmar que su modelo de gestión es significativamente más eficiente que las estructuras estatales tradicionales.
El rechazo a la «informalidad» laboral
Una de las tesis centrales del MDT es la redefinición del concepto de trabajo en la economía actual. El movimiento rechaza frontalmente la dicotomía formal/informal que, según argumentan, invisibiliza y estigmatiza a un sector vital de la economía.
El Ing. Daza sostiene firmemente que «no hay informales en la economía popular. No hay informales». Para ilustrar su punto, utiliza el ejemplo de una vendedora de empanadas: «una persona que vende empanada paga piso, paga, hace un carné de manipulación de alimento, cuando compra los insumos, paga IVA, no es informal, no es informal para nada».
El MDT propone que existen dos categorías principales de trabajadores: el trabajo en relación de dependencia, donde se cumple un rol en una organización empresarial o estatal, y el trabajador independiente, quien desarrolla una actividad económica a partir de su propio esfuerzo, conocimiento y ahorro. Este último grupo abarca una gran diversidad de oficios: taxistas, cuidadores de ancianos y niños, trabajadores de la gastronomía, la estética y el cuidado de mascotas.
Según el movimiento, estos trabajadores independientes no pueden competir por escala, por lo que su ventaja competitiva debe residir en la calidad, el diseño, el uso de las manos y la identidad cultural de sus productos y servicios. Como ejemplo, mencionan la implementación del método japonés «5S» en talleres de carpintería como parte de esta búsqueda de eficiencia y calidad.
«No alcanza»: la necesidad de construir poder
La decisión de formar un partido político no fue casual. Los fundadores del MDT reconocen que el trabajo desde ONGs o incluso desde una secretaría de gobierno es valioso pero limitado. «Podés quedarte ahí, pero no alcanza», explicaron durante la presentación. Si el objetivo es transformar realmente la provincia, necesitan una herramienta para «construir más poder».
Daza afirma que participar en política es necesario para gestionar más recursos y enfrentar a los municipios que, en sus palabras, «están torturando a los emprendedores». La Constitución establece que la vía para participar en elecciones y aspirar a cargos públicos es a través de un partido político, por lo que la formación del MDT se presenta como un paso de maduración estratégica.
Rubén Ceballos, otro de los referentes, sostiene que para llevar soluciones reales al terreno, la representación política es indispensable: «después de la política no hay otra herramienta». Explica que el cambio de rol es fundamental: «ahora estamos de este otro lado donde nosotros debemos proponer las soluciones».
Para ilustrar el desafío que representa este paso, el Ing. Daza utiliza una metáfora marina: formar el MDT es como «meterse más adentro del mar», dejando la seguridad de la orilla para sumergirse en el «lío» de la política con el fin de generar cambios reales desde adentro.
Eficiencia radical: «5 veces más barato, 5 veces más productivo»
El MDT hace una afirmación audaz sobre su modelo de gestión territorial: es radicalmente más eficiente que las estructuras estatales tradicionales. Daza asegura que su modelo es «cinco veces más barato y cinco veces más productivo» que instituciones técnicas como el INTA.
Los números son contundentes: el costo mensual de un técnico del INTA, incluyendo sueldo, aportes, camioneta y viáticos, puede alcanzar los 4 millones de pesos. El modelo del MDT, en cambio, logra resultados enviando a múltiples profesionales al campo —un ingeniero agrónomo, un veterinario— por un costo total de 800.000 pesos al mes.
Esta eficiencia no es magia, explican, sino la consecuencia directa de su filosofía. A diferencia de las estructuras centralizadas donde «se diluye la responsabilidad», en su modelo el técnico rinde cuentas a la comunidad que lo ve trabajar cada día. El compromiso y «las ganas de resolver» se convierten en el principal activo.
Alto Comedero: propuesta de municipalización
Una de las propuestas centrales del MDT es trabajar para que el barrio Alto Comedero se convierta en un municipio autónomo. Daza declara que «Alto Comedero tiene que ser municipio», argumentando que posee una idiosincrasia y cultura propias que no son representadas por el centro de la ciudad.
«[Alto Comedero] No te representa el centro, no te representa Ciudad de Nieva, no te representa los Perales… Es otra idiosincrasia, otra cultura, otro grupo de humanos que han ocupado ese territorio», afirmó. El orador incluso compara este sector con «El Alto» en la ciudad de La Paz, Bolivia, sugiriendo que su escala y proceso de crecimiento justifican una autonomía política similar.
El movimiento argumenta que las estructuras centralizadas dificultan la resolución de problemas sociales complejos porque se diluye la responsabilidad entre los distintos actores estatales. Una municipalidad propia permitiría delimitar responsabilidades claras y ofrecer respuestas más precisas y directas en el territorio.
Daza aclara que la creación del municipio no implica necesariamente un gasto excesivo ni el despido de personal, ya que quienes ya trabajan en la delegación municipal actual podrían seguir haciéndolo bajo la nueva estructura. Se trata, fundamentalmente, de una decisión política de autonomía.
Los cinco principios de acción
El discurso del MDT está impregnado de un marco ético claro. Daza cita al Papa Francisco para definir su metodología en cinco principios:
- Primerear: Elegir al más vulnerable para empezar el trabajo de ayuda.
- Involucrarse: Comprometerse activamente en los problemas, como lo hacen al formar un partido político.
- Acompañar: Generar procesos y estructuras institucionales que brinden un acompañamiento permanente.
- Fructificar: Producir resultados concretos y medibles, no quedarse en la organización por sí misma.
- Festejar: Reconocer y celebrar los logros y los frutos del trabajo colectivo.
Brenda Narbay, otra de las referentes, destaca que su labor no es estacional: «trabajamos todo el año porque lo social es todo el año», sin importar si hay campañas electorales. Define el desafío del MDT como la creación de una «herramienta política que nazca desde los territorios y dialogue con sus realidades, sus saberes y sus necesidades».
La economía de los vínculos
El proyecto político del MDT se sustenta en tres pilares inseparables: el valor del trabajo, la construcción de tramas socioproductivas y el cuidado del ambiente. «Creemos en una economía de los vínculos, donde el trabajo, la producción y el cuidado del ambiente se articulen de manera equilibrada y permanente», señaló el Ing. Rubén Daza.
Ceballos advierte que el desarrollo económico no debe ser a cualquier costo: «de nada sirve que tenga grandes sueldos si lo voy a destruir mi planeta». Esta visión integral busca articular múltiples dimensiones: sociocultural, económica, político-institucional y ambiental.
Liderazgo forjado en el territorio
El MDT propone un nuevo arquetipo de representante político. No se trata de políticos de carrera que bajan al territorio, sino de personas que emergen del territorio, que conocen los problemas porque los han vivido y que han demostrado con hechos su capacidad para transformarlos.
Durante la presentación, se mencionó a Mercedes Carrillo, designada como Directora de Agricultura Familiar, como ejemplo de este tipo de liderazgo. Carrillo surgió de un barrio de alta vulnerabilidad como el Che Guevara, asumió la presidencia del centro vecinal para mejorar su comunidad y, en paralelo, estudió y se graduó en la universidad, escribiendo su tesis sobre el reciclado urbano.
Claudia Acosta, otra de las referentes, describe la formación del partido como un «gran desafío» personal y se compromete a «seguir trabajando en territorio y acompañar sobre todo en sus necesidades».
Modelo de presencia estatal permanente
El MDT propone un cambio en el paradigma de la acción estatal. En lugar de visitas esporádicas, como «el ómnibus de la salud», abogan por equipos permanentes en el territorio para fortalecer las instituciones primarias y actuar de forma preventiva en problemas sociales complejos.
Daza menciona que la política tradicional suele reaccionar de forma inadecuada ante los conflictos en sectores vulnerables, complicándolos en lugar de resolverlos. El MDT cree que el Estado debe estar en el territorio de forma permanente, una visión coherente con su filosofía de desarrollo desde abajo hacia arriba.
Agenda inmediata y objetivos electorales
El MDT ha delineado una agenda de acción inmediata. Se iniciará un cronograma de encuentros territoriales y actividades abiertas para ampliar la participación y fortalecer la organización en toda la provincia. El objetivo es participar activamente en las próximas elecciones con candidatos propios.
Narbay afirma que el equipo está «dispuesto a escuchar» y a realizar gestiones permanentes para «dar más soluciones a la gente». La propuesta incluye continuar y ampliar el apoyo a los trabajadores independientes con más fondos, más capacitación y mejores diseños para sus productos.
Definición desde la práctica
Lo que resulta notable del MDT es que su programa político no es una construcción abstracta, sino el resultado de una experiencia vivida. Durante la presentación, comenzaron leyendo la definición de «desarrollo territorial» directamente de Google: «Es un proceso integral y participativo para mejorar la calidad de vida… buscando un crecimiento equitativo y equilibrado, no solo desde arriba, sino desde abajo».
Este gesto no es anecdótico. Después de una década impulsando la agroecología, fomentando el turismo rural en lugares como Cusi Cusi y El Fuerte, y desarrollando sistemas de microcrédito, encontraron en una definición de diccionario la confirmación de lo que ya habían construido. Su ideología no precede a la acción, sino que emerge de ella.
Un desafío al poder centralizado
La propuesta del Movimiento de Desarrollo Territorial es más que un simple programa electoral. Es una invitación a repensar las bases del poder para alcanzar el «Buen Vivir». Su mensaje central es que la capacidad de generar un desarrollo sostenible y equitativo no reside en estructuras centralizadas, sino en la organización, el saber y el compromiso de las propias comunidades.
El MDT desafía la idea de que las soluciones deben ser diseñadas desde arriba para luego ser implementadas abajo. Su emergencia plantea una pregunta fundamental sobre el futuro de la política provincial: ¿Pueden las verdaderas soluciones surgir de la sabiduría y el compromiso de quienes viven y trabajan cada día en su propio territorio?
Con más de 50 asistentes en su presentación oficial y una década de trabajo territorial que respalda su propuesta, el Movimiento de Desarrollo Territorial se posiciona como una alternativa que busca dignificar el trabajo independiente, fortalecer la economía popular y construir un modelo de gestión que nazca desde las bases. Su éxito o fracaso dependerá de su capacidad para traducir esta experiencia comunitaria en una fuerza política que logre competir en las urnas y transformar las estructuras de poder existentes en Jujuy.
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