La adquisición total de Refinor por parte de YPF marcó un punto de inflexión para la red de estaciones de servicio del Noroeste Argentino (NOA), incluida la provincia de Jujuy.
La operación permitió superar una profunda crisis de abastecimiento, estabilizar precios y devolver certidumbre a los operadores de combustibles que durante meses enfrentaron recortes de hasta el 50% en sus cupos de venta.
El intendente de San Salvador de Jujuy, Raúl «Chuli» Jorge, valoró la transición como «acertada», siempre que se preserven las fuentes de trabajo, y propuso incrementar el corte de bioetanol en las naftas para fortalecer la economía regional.
De la crisis operativa al colapso del abastecimiento

Refinor, empresa energética con presencia histórica en el NOA, atravesó más de ocho años de declive operativo que desembocaron en una situación crítica. La principal causa fue la disminución sostenida de la producción de crudo en la región, que afectó directamente las operaciones de refinación, almacenamiento y transporte de combustibles.
Como parte de una reconversión estratégica, la compañía anunció el cese de las operaciones de refinación de petróleo crudo en su complejo de Campo Durán, en la provincia de Salta. A partir de ese momento, Refinor dejó de ser una refinadora para convertirse en una comercializadora, operando bajo un esquema de canje: entregaba su producción a YPF y recibía producto terminado a cambio.
Este cambio profundo en el modelo de negocio estuvo acompañado de un programa de retiros voluntarios que buscaba reducir un tercio de la planta laboral. La reestructuración generó un clima de incertidumbre que se trasladó directamente a la red de más de 70 estaciones de servicio distribuidas en Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja.
Los operadores comenzaron a experimentar serias dificultades. La merma en la producción se tradujo en una reducción drástica de la oferta de combustibles, con estaciones que vieron limitados sus cupos de venta hasta en un 50%. Varios empresarios decidieron desvincularse de la marca, migrando a otras petroleras o convirtiéndose en «estaciones blancas» (sin bandera), ante la imposibilidad de proyectar el futuro de sus negocios.
Pedro Llorvandi, dirigente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (CECHA), reflejó la preocupación del sector al señalar que no estaba definido si Refinor «se consolidará, o será puesta en valor, vendida o absorbida por otra«. Para los expendedores, la falta de previsibilidad representaba una amenaza directa al sustento de «familias enteras».
La adquisición estratégica de YPF

En medio de este panorama crítico, YPF concretó la adquisición del 100% del paquete accionario de Refinor, comprando el 50% restante que estaba en manos de Hidrocarburos del Norte S.A. La operación tuvo objetivos estratégicos claros para la petrolera estatal.
En primer lugar, asegurar el control y la operación del poliducto que conecta la terminal de Montecristo (Córdoba) con la planta de Banda del Río Salí (Tucumán), una infraestructura esencial para el suministro de combustibles en el NOA. En segundo término, fortalecer la seguridad energética en una región con desafíos logísticos históricos, optimizando los flujos de distribución y reduciendo costos operativos.
Desde el inicio, YPF se comprometió a mantener la marca Refinor, su estructura operativa y su red de estaciones. El mensaje fue claro: no habría un desmantelamiento, sino una integración que buscara estabilizar y poner en valor lo existente.
Para concretar esta transición, se llevaron a cabo reuniones con las cámaras de expendedores del NOA, donde se acordó un plan de trabajo conjunto. YPF se comprometió a resolver «uno por uno los casos de las 70 estaciones» para normalizar contratos y garantizar el suministro. El nombramiento de Sergio Peralta como gerente general de Refinor facilitó este proceso, ya que el ejecutivo contaba con conocimiento previo de la red por su rol anterior como auditor.
Sebastián Vargiu, presidente de la Cámara de Expendedores de Tucumán, confirmó la intención de YPF de «poner en valor la red Refinor» y resolver los problemas estación por estación. Jorge Saad, presidente de la Cámara de Expendedores de Santiago del Estero, destacó el diálogo abierto y la confianza en que el respaldo de la petrolera estatal resolvería problemas de larga data.
Resultados concretos: normalización y competitividad

Los efectos de la intervención de YPF no tardaron en hacerse sentir. La gestión generó resultados positivos y tangibles que devolvieron la confianza a los operadores de estaciones de servicio en toda la región.
En primer lugar, se logró la normalización del abastecimiento. Los expendedores confirmaron que tienen garantizado el suministro de producto, eliminando la incertidumbre que durante meses había paralizado sus proyecciones comerciales. Incluso estaciones con contratos vencidos continuaron siendo abastecidas, una señal clara del compromiso asumido por YPF.
La estabilidad comercial y operativa mejoró significativamente. Se alcanzó una mayor previsibilidad en las operaciones diarias y una comunicación fluida con la petrolera, superando conflictos contractuales y desajustes logísticos que se arrastraban por años.
Uno de los resultados más destacados fue la mejora en la competitividad de precios. La optimización del uso del poliducto Montecristo–Banda del Río Salí redujo significativamente los costos de flete, impactando directamente en el precio final al consumidor.
Gustavo Seoane, vicepresidente de la Cámara de Expendedores de Tucumán, ejemplificó esta mejora: mientras YPF vendía la nafta Súper a $1.600, la red Refinor la ofrecía a $1.612, una «diferencia mínima y un avance enorme» respecto a la brecha previa. Esta reducción de costos operativos permitió que las estaciones de la red pudieran competir en igualdad de condiciones con otras banderas.
Diputados de Salta también destacaron el impacto positivo de la medida, señalando que «refuerza la presencia de la petrolera estatal en el norte argentino y garantiza un esquema de precios más equitativo y competitivo».
La mirada desde Jujuy: empleo y desarrollo regional

La provincia de Jujuy, como parte integral de la red de Refinor, siguió de cerca la transición. El gobierno local puso el foco en alinear las estrategias empresariales con las necesidades socioeconómicas de la región.
El intendente de San Salvador de Jujuy, Raúl «Chuli» Jorge, fue claro al expresar su principal preocupación: la continuidad laboral. «Lo peor que puede ocurrir (…) es que haya despidos o que alguna firma cierre. Lo esencial es resguardar cada fuente de trabajo», declaró para surtidores.com.ar. Para el funcionario, el cambio es positivo siempre que se preserven los empleos y la actividad económica.
Jorge calificó la decisión de YPF como «acertada», destacando que este tipo de movimientos corporativos debe buscar «sostener equilibrios» en lugar de debilitar la actividad en las provincias del interior.
Además, el intendente planteó una solicitud concreta a YPF: apoyar el incremento del corte de bioetanol en las naftas. Sus argumentos tienen un doble propósito. Por un lado, fortalecería la cadena productiva de la caña de azúcar, un pilar económico fundamental en el NOA. Por otro, contribuiría a reducir el valor final de los combustibles en los surtidores, aliviando la presión sobre el bolsillo de los consumidores.
La propuesta refleja la interconexión entre la estrategia energética y el desarrollo productivo local, dos ejes que las autoridades jujeñas consideran inseparables para el crecimiento sostenible de la región.
En la provincia existe presencia de la red Refinor, con estaciones como la ubicada en la localidad de Los Lapachos, evidenciando la capilaridad territorial de la compañía en Jujuy.
Un cambio de escenario: de la crisis a la estabilidad

La transformación de Refinor bajo la órbita de YPF representa un caso emblemático de cómo la intervención estatal puede estabilizar un sector en crisis y devolver certidumbre a actores económicos regionales.
Lo que comenzó como un proceso de declive operativo, con cese de refinación, retiros voluntarios y desvinculación de operadores, se transformó en un esquema ordenado de abastecimiento, precios competitivos y diálogo fluido entre la petrolera y los expendedores.
La red de estaciones de servicio del NOA, que durante meses vivió en la incertidumbre, hoy cuenta con suministro garantizado y condiciones comerciales que le permiten proyectar su actividad. La optimización de la infraestructura logística, especialmente del poliducto que conecta Córdoba con Tucumán, resultó clave para reducir costos y mejorar la competitividad.
Desde Jujuy, las autoridades locales condicionan su apoyo a la preservación del empleo y proponen medidas adicionales, como el aumento del corte de bioetanol, que conecten la política energética con el fortalecimiento de economías regionales.
La operación de YPF no solo resolvió un problema inmediato de abastecimiento, sino que sentó las bases para un esquema más equitativo de precios y una mayor integración del norte argentino en la estrategia energética nacional. Para los operadores de estaciones de servicio, la presencia de la petrolera estatal representó el fin de la incertidumbre y el comienzo de un período de mayor previsibilidad comercial.
La transición de Refinor quedará como un ejemplo de cómo la crisis puede convertirse en oportunidad cuando existe voluntad de diálogo, compromiso con el empleo y una estrategia clara de largo plazo. (Con información de surtidores.com.ar)

Descubre más desde JUJUYGRÁFICO
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.



Debe estar conectado para enviar un comentario.